El contacto piel con piel entre un bebé y sus progenitores no solo es una experiencia emocionalmente poderosa, sino también una práctica respaldada por la ciencia. Este método sencillo y natural, ofrece múltiples beneficios fisiológicos, emocionales y psicológicos tanto para el recién nacido como para la madre y el padre.
Conoce por qué es una de las mejores decisiones que puedes tomar desde el primer segundo de vida.
¿Qué es el método piel con piel?
Este método consiste en colocar al recién nacido en contacto directo con el torso desnudo de su madre o padre justo después del parto. Lo ideal es que el bebé esté solo con el pañal y se le cubra con una manta por la espalda para mantener el calor, mientras reposa sobre el pecho del adulto en posición vertical.
Este momento, aparentemente simple, tiene un efecto poderoso en el recién nacido. Tras pasar 9 meses en el útero, el bebé necesita adaptarse a un entorno completamente nuevo. El contacto le ofrece una transición suave y segura, al sentirse protegido, acompañado y regulado por el cuerpo de sus progenitores.
Es una práctica que no requiere tecnología, apenas intervención y que forma parte de la naturaleza del ser humano. Lejos de ser una moda reciente, el piel con piel tiene sus raíces en los comportamientos mamíferos más primitivos. La ciencia actual no solo lo respalda, sino que lo promueve activamente.
Importancia del contacto piel con piel desde el nacimiento
El contacto piel con piel durante la primera hora tras el nacimiento es mucho más que un momento emotivo. Es una intervención clínica que influye directamente en la estabilidad fisiológica del recién nacido y en el inicio del vínculo afectivo.
Numerosos estudios han demostrado que los bebés que pasan esa primera hora sobre el pecho de su madre o padre presentan:
- Mejor adaptación al entorno.
- Menos episodios de llanto.
- Una regulación más eficiente de sus constantes vitales.
- Niveles de glucosa en sangre más estables.
- En prematuros se reduce la necesidad de intervenciones médicas y se acortan las estancias hospitalarias.
- El vínculo emocional que se inicia en ese momento se mantiene más fuerte con el paso del tiempo.
- Mejor desarrollo del apego, un tipo de vínculo emocional profundo que determinará la seguridad, autoestima y capacidad de relación del niño en el futuro.
Beneficios del piel con piel para el bebé
Este contacto actúa como una medicina natural para el recién nacido, ofreciéndole un entorno óptimo para su adaptación extrauterina.
Regulación de la temperatura corporal
El recién nacido pierde calor corporal rápidamente al salir del útero, y si no se regula adecuadamente, puede sufrir hipotermia. El pecho de la madre es capaz de aumentar o reducir su temperatura local hasta 2 °C para adaptarse a las necesidades térmicas del bebé.
Esta regulación se da de forma automática e instantánea, incluso cuando hay gemelos sobre cada lado del pecho de la madre, lo que demuestra la precisión de este mecanismo evolutivo.
Mejora en la frecuencia cardíaca y respiratoria
Durante el contacto piel con piel, el ritmo cardíaco del bebé se vuelve más estable. Lo mismo ocurre con su respiración: los bebés respiran de forma más constante, profunda y sincronizada cuando están en contacto con el cuerpo de sus progenitores.
Esto es especialmente beneficioso en bebés prematuros o con bajo peso, que suelen tener más dificultades para mantener estables sus signos vitales.
Estimulación del sistema inmunológico
También favorece la colonización del cuerpo del bebé con las bacterias beneficiosas de la piel de su madre, lo que ayuda a desarrollar su sistema inmunológico. Esta transferencia de microbiota es esencial para crear una barrera protectora frente a gérmenes y reducir el riesgo de infecciones.
Además, se ha observado que los bebés que pasan más tiempo en contacto producen más anticuerpos y tienen menos probabilidades de ser hospitalizados en sus primeros meses.
Beneficios del piel con piel para la madre
Para las madres, este contacto favorece el vínculo emocional e influye directamente en la recuperación física y emocional tras el parto. Además, los beneficios no se limitan a los minutos posteriores al nacimiento. Esta práctica puede seguir aportando bienestar y salud a la madre en los días y semanas posteriores.
Aumento en la producción de oxitocina
La oxitocina, conocida como la hormona del amor, se libera en grandes cantidades durante esta práctica, ayudando a la madre a vincularse con su bebé. Esta hormona también tiene un papel clave en la contracción del útero tras el parto, ayudando a disminuir el sangrado y acelerar la recuperación del útero a su tamaño natural.
La hormona del amor es de lo más completa, ya que también promueve una sensación de bienestar, conexión y protección, disminuyendo el estrés y facilitando la creación de un entorno emocional positivo para el inicio de la maternidad.
Favorece la lactancia materna
Uno de los efectos más estudiados es su impacto en la lactancia. Cuando el bebé se coloca sobre el pecho materno, sus reflejos de búsqueda y succión se activan de forma instintiva. En muchos casos, logra engancharse al pecho por sí mismo sin intervención.
Este primer contacto precoz mejora significativamente la instauración de la lactancia materna exclusiva, aumenta la duración de la lactancia en el tiempo y disminuye la aparición de problemas como el dolor en el pezón o la ingurgitación.
Reducción del estrés y depresión postparto
Al liberar endorfinas y oxitocina, se reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés, consiguiendo un efecto ansiolítico y calmante en la madre. Esto ayuda a prevenir y reducir la aparición de trastornos como la depresión postparto o la ansiedad materna.
Sentirse físicamente en contacto con el bebé, observar y responder a sus necesidades también refuerza la confianza de la madre en su capacidad de cuidar y proteger.

Beneficios del piel con piel para el padre
Aunque tradicionalmente se ha centrado en la figura materna, los padres también obtienen grandes beneficios al realizar piel con piel con sus bebés.
Refuerzo del vínculo emocional
El padre que lo practica experimenta una descarga de oxitocina similar a la de la madre. Este proceso ayuda a que se cree un vínculo profundo y duradero con su hijo, fortaleciendo la implicación paterna desde el primer momento.
Esta conexión también favorece que el padre se sienta emocionalmente incluido, especialmente en partos donde la madre debe recuperarse o en cesáreas en las que puede asumir un papel más activo mientras la madre está en recuperación.
Participación activa en el cuidado neonatal
Este contacto directo permite que el padre participe en el cuidado directo del bebé como figura de apego. Este protagonismo temprano se traduce en una paternidad más comprometida con beneficios emocionales para toda la familia.
Cuando el padre se siente útil, capacitado y conectado emocionalmente con su hijo desde el inicio, también se reduce su riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad o sentirse desplazado durante el posparto.
Casos en los que no se recomienda practicar el piel con piel
Aunque es una práctica segura y beneficiosa, hay situaciones en las que puede ser necesario posponerla o adaptarla:
- Si el bebé necesita asistencia médica inmediata tras el nacimiento (reanimación, ingreso en neonatología).
- Si la madre presenta una complicación grave postparto (hemorragias, pérdida de consciencia, cirugía de urgencia).
- En casos de infecciones contagiosas activas (herpes genital activo, COVID-19 no controlado, etc.).
En la mayoría de estas situaciones, el piel con piel puede reanudarse una vez estabilizados madre y bebé. En casos donde la madre no puede realizarlo, se recomienda que el padre lo haga.
El piel con piel en partos con cesárea, ¿es posible?
Afortunadamente, cada vez más hospitales están adaptando sus protocolos para permitir esta práctica también en partos por cesárea. Aunque el entorno quirúrgico puede parecer un obstáculo, no lo es si se planifica con antelación y se cuenta con un equipo sensibilizado.
Cuando la madre no puede sostener al bebé por sí sola, una enfermera o el padre puede ayudar a mantener el contacto. También es posible que sea el padre quien lo realice mientras la madre se recupera, garantizando que el bebé no pierda ese momento tan importante.
Esta práctica humaniza las cesáreas, refuerza el vínculo y mejora la adaptación del recién nacido, como en cualquier otro tipo de parto.
Piel con piel en bebés prematuros
El piel con piel es especialmente importante en bebés prematuros. En estos casos se denomina “método canguro”, y se ha demostrado que tiene efectos muy positivos sobre su crecimiento, maduración neurológica y supervivencia.
Numerosos hospitales en todo el mundo ya han incorporado esta técnica como parte de los cuidados neonatales estándar. Se ha observado que los bebés prematuros que pasan más tiempo en contacto piel con piel ganan peso más rápidamente, tienen menos infecciones y una mejor oxigenación.
Además, el contacto continuo favorece el establecimiento de la lactancia materna, lo cual es esencial en estos bebés más vulnerables.

Una vez fuera del hospital, ¿cómo adaptar el método piel con piel en casa?
El piel con piel no es exclusivo del hospital. En casa también puedes integrarlo en tu rutina diaria y convertirlo en un momento de conexión único. Algunos momentos ideales para hacerlo son:
- Después del baño.
- Antes de dormir.
- Durante las tomas (lactancia o biberón).
- En momentos de llanto o irritabilidad.
Lémur: favoreciendo el descanso y el vínculo
Los colchones de cuna y minicuna de Lémur están diseñados para cuidar del descanso fisiológico del bebé. Gracias a sus beneficios como el tejido transpirable, materiales certificados y tecnología que evita puntos de presión, crea un entorno seguro y saludable, como dormir con mamá.
Cuando el bebé descansa bien, está más tranquilo y receptivo al contacto. Tras una sesión de piel con piel, puedes colocarlo sobre un colchón Lémur sabiendo que seguirá sintiéndose protegido, favoreciendo así la continuidad del apego incluso durante el sueño.
Estos productos son ideales para crear una transición respetuosa entre el contacto directo y el descanso independiente, sin romper el vínculo emocional.
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Colchón minicuna Kibo Ovalado
119,00€ – 152,00€ -
Colchón minicuna Volana mini
119,00€ – 278,00€ -
Colchón de cuna Mety
189,00€ – 244,00€ -
Colchón de cuna Kibo
149,00€ – 230,00€
Conclusión
El piel con piel es una práctica sencilla, poderosa y transformadora. Desde el primer minuto de vida, permite al bebé adaptarse de forma segura al mundo, refuerza el vínculo emocional con sus padres y mejora su salud física y emocional. Los beneficios se extienden más allá del momento del parto: crean una base sólida para el desarrollo del apego y la confianza en los primeros años.
Incorporarlo en la rutina diaria es un gesto de amor y cuidado que tiene efectos duraderos. Y para esos momentos de descanso posterior, contar con un colchón adecuado como los de Lémur ayuda a prolongar esa sensación de calma, protección y bienestar tan necesaria en los primeros días.
Desde Lémur, apoyamos el contacto piel con piel como parte de una crianza consciente, respetuosa y conectada. Porque no hay mejor forma de empezar la vida que con un abrazo.
Preguntas frecuentes
¿Desde cuándo se puede empezar a hacer piel con piel?
Desde el mismo momento del nacimiento, siempre que el estado de salud lo permita. Justo la hora después tras el parto es ideal para iniciar el contacto.
¿Puede el padre hacer piel con piel si la madre no puede?
Por supuesto, el padre lo puede realizar desde el primer momento y obtener los mismos beneficios emocionales y fisiológicos para el bebé.
¿Cuánto tiempo al día se recomienda hacer piel con piel?
Lo ideal es al menos 1 hora tras el parto y varias veces al día en las semanas siguientes. Cuanto más, mejor.
¿Es seguro practicar piel con piel durante la noche?
No debe hacerse dormido/a o tumbado en la cama. Si se realiza en un entorno controlado y con vigilancia, es seguro. Siempre debe mantenerse la naricita del bebé libre.
¿Puede hacerse piel con piel si el bebé está vestido?
El contacto debe ser directo sobre la piel desnuda del adulto. El bebé puede llevar solo el pañal y cubrirse con una manta.
¿Hasta qué edad es recomendable hacer piel con piel?
No hay una edad límite. Puede hacerse durante los primeros meses, incluso cuando el bebé ya gatea o camina, si se siente cómodo con ello.